Así de concurrida se veía esta mañana la Plaza del Pilar, que en menos de un mes estará abarrotada.
Hace unos días que se escucha un murmullo de chiquillería no habitual durante el resto del año y, esta mañana colándome entre las rendijas de las paredes que rodean la Plaza para husmear de qué se trataba, se empieza a notar, cuando menos, un olorcillo a vacaciones