Claro: pues no había
otro remedio, tenía que llegar. Ya casi todos
estamos incorporados a la actividad habitual que nos ocupará durante el resto del año. Está claro que todo
tiene un final. Pero es que, es imposible que algo termine si antes no hubo un
principio.
Este inicio lo
disfrutábamos hace escasamente un mes,
preparando y dando los últimos retoques a los proyectos festivos que han
resultado extraordinarios en todas las actividades que hemos participado,
contribuyendo así al éxito de las fiestas, pues están en boca de gente de nuestro entorno al mentar nuestro pueblo, la expresión mas
corriente es “pues vaya fiestas que han
hecho en ese pueblo”.
Para “consumo
interno” recuerdo el buen rollo diariamente en la Peña y la gastronomía que va
adquiriendo tradición, como es el pulpo, las migas, chocolate mañanero, jamón y
pinchos variados apoyados con bebidas refrescantes, sin olvidad la barbacoa de
Vallito Redondo.
Este año, además se
ha producido el debut de los valencianos poniendo en la mesa una paella de
“toma pan y moja” cuyos sufridos cocineros tuvieron que soportar el fuerte
calor de ese día.
Con el alto nivel de
cocina, superado cada año, habrá que establecer los correspondientes títulos chef
de cocina para premiarlos en la siguiente ocasión.
Y para “consumo
exterior” nada nuevo que decir, visto el brillante desfile de carrozas, donde
destacaban los toreros, banderilleros, sus coloridos trajes, las guapas que
iban a los toros, mas guapas que nunca,
toda la cuadrilla, y los personajes imitadores que derrochaban más glamour que los propios imitados, todo ello
acompañado por la banda de música titular de la Peña.
(Para la que también habrá que crear un título y premiarla por sus incasables
actuaciones durante esos días)
Quizá deberíamos
quitar algún punto al presidente de la plaza que viajaba junto al icono de la Fiesta Nacional y,
que con espeso mostacho mostró excesiva seriedad, (pues en ninguna foto se le
ve una sonrisa) y además no concedió ninguna oreja.
Los pasacalles matutinos
mas ruidosos que nunca porque se unió un nuevo instrumento. Además se puede
decir que hemos hecho labor social, pues dedicamos in situ una actuación (en nuestra ruidosa línea)
a los visitantes que vinieron a nuestras fiestas y a los que celebraban
onomástica interpretando “el cumpleaños
feliz”. Y digo labor social, porque los
homenajeados quedaron muy complacidos con nuestro concierto.
De todo lo vivido
estos días queda constancia en la multitud de fotografías que circulan por ahí
de cámara en cámara y tarjeta en tarjeta.
Todavía resuenan los
ecos del pasado jolgorio pero ya se está pensando en el próximo. No obstante ya
se ha planteado alguna propuesta sobre la que también algo se ha debatido. Lo
nuestro no tiene principio ni fin. Es continuidad. Con esa intención podemos
interpretar el título de este relato “dedicado
al retorno”, referido a organizarnos
para las próximas fiestas. Así pues, que vuestro retorno venga acompañado de
brillantes ideas.