Lo
mismo plancha un huevo que fríe una camisa. Lo mismo toca una guitarra que una
acordeón. Igual pinta un retrato que dibuja un mural sobre la fachada de un
edificio. También es un deportista porque participa en carreras de maratón. Es
un inquieto lagarto. Es un artista.
Primero
dijo que se lo tomaría con calma, pero vistos los primeros resultados le ha
cegado la ilusión por ver la obra terminada y, soportando el frio que ha
llegado de repente no cesará hasta verla concluida, si bien puede dejar
detalles de remate final que, según él mismo ha explicado, es con lo que
disfruta el autor para un acabado satisfactorio.
Siempre
que uno aterriza por el pueblo hay algo nuevo que observar. De las tres o
cuatro personas que he visto esta mañana me cuentan que no han conocido un día
tan malo como el de hoy en todo el pasado invierno. A pesar de ello el valiente
lagarto sigue en su empeño de ver terminado el trabajo que se ha propuesto.
Vuelve
a revalorizarse la sede de la Peña el Lagarto, como ya lo hizo cuando se colocó
en la pared de entrada la piedra esculpida con el nombre de la Peña.
Esta
nueva decoración será más visible por su orientación al paso del tránsito
rodado y, considero que el motivo elegido es el más representativo de nuestro
pueblo.
Cuando
retomemos las actividades veraniegas, una de las primeras cosas que deberíamos
hacer, sería organizar un protocolo de inauguración que incluiría simular la
retirada de una cortina para descubrir el mural, y foto de todos los miembros con el autor en
primera línea.
Naturalmente
esta es una opinión del que suscribe, sin conocer el criterio del autor ni el
de los demás miembros de la Peña.
En
cualquier caso vaya mi felicitación a
Juan Andrés por la iniciativa y aplauso por el trabajo bien hecho.