Fotos captadas una mañana de
primavera caminando por la rivera el rio Uces. Los días anteriores el
cielo había regado el campo y éste lo
agradeció mucho porque la hierba empezaba a agostarse. La noche anterior la lluvia también había sido
abundante y los animalitos pasteaban a sus anchas sin la necesidad de acercarse
a las charcas abrevaderos donde otras veces
pasaban la mayor parte del día. El polvo estaba apagado y la tierra de los
caminos compactada que, como si fuera virgen solo acusaba la huella de los
primeros pasos. El cielo continuaba nublado amenazando mas
lluvia y ocultando el sol que favorecía el ambiente después de unos días de
calor bochornoso.