Si el pasado año por estas
fechas nos agobiaban las predicciones del tiempo por bolsas de aire frio, este
año es lo contrario. Parece ha venido el verano adelantado. Cuantos días en el
mes agosto serán más frescos que los vividos esta semana en el pueblo.
Pues aunque todavía no es
tiempo de siega, (si bien la cebada ya se segaba a finales de mayo) la hierba
que se cría en las zonas bajas junto a los sembrados de cereales, desprende el
olor típico de temporadas de la siega. Y gracias a las lluvias de los pasados
días se va manteniendo verde
Es un olor que se potencia
sobre todo los días calurosos al atardecer. Un olor que sin ser aromático es
muy agradable y que solo se respira en
las zonas donde ha crecido la hierba que por ausencia de ganado no ha sido
pasteada y a partir de ahora se convierte en heno. Este ambiente de campo solo
resultará familiar a los que hayan practicado el oficio. No tiene que ver ni
con la paja seca ni con el heno ya
segado. Un olor indescriptible para poderlo comparar con cualquier otro.
Como es obvio no se puede
transmitir por escrito para su comprobación. Lástima