Bueno: Pues andaba yo por aquí, como siempre
recordando lo pasado y, resulta que hace “cuatro días”, el paisaje no tenía
color, el campo estaba sediento, erosionado, polvoriento y las moscas del
verano muy cargantes y molestas.
Las Navidades se han ido muy
deprisa, el Jueves Merendero ignorado, y los Carnavales han pasado
desapercibidos. (Pero en esta época no quiero ser nostálgico ni melancólico).

Esta transición de una temporada a otra produce cambios en el
estado de ánimo y algunas veces molestias. Las personas mayores acusan dolores
“reumáticos”.

Seguramente los cambios de
tiempo influyen, pero la verdadera causa
era consecuencia de los forzados trabajos de unos y otros durante toda la
vida. Las mujeres iban y venían a las
pozas con el balde de ropa apoyado en un costado, la caldereta en la mano contraria y a veces
con la cántara llena de agua a la cabeza.
¡Tiempos pasados!. Lo más
inmediato ahora es la proximidad de los días de Semana Santa y la oportuna
convocatoria que nos cita para el hornazo. Cada uno acudiremos con nuestras
ilusiones. Algunos además de ilusiones
traerán el coche lleno de notas musicales para acoplar a los versos del Himno.