Es
buen tiempo otoñal que estamos disfrutando por aquí y, ya que las predicciones
anuncian cambio repentino hacia la crudeza del inverno, fue motivo justificado
para viajar al pueblo y presenciar el campo, que como siempre, muy agradecido a
las escasas lluvias que ha recibido, empieza a verdeguear
Si
bien los tractores en su función de labrar la tierra van envueltos en una nube
de polvo, se empieza a notar una transformación en el colorido del paisaje.
Que
la lluvia recibida no es suficiente, da buena fe de ello los caños del pilar,
que en lugar de chorrear, parece que están llorando a lágrima viva
Fue
muy oportuno el reloj del pueblo que, mientras era observado este goteo, dejó
constancia de la hora en que estaban siendo grabados. Aunque solo dio una campanada,
la hora real eran las 13:00