04 diciembre 2012

Navidad 2012

Para todos los inquietos componentes de la Peña que, aunque parezcan en silencio se mantienen activos pensando en el próximo verano, quiero compartir  con todos desde la distancia física, la misma cercanía que mantenemos durante el verano, en esta próxima Navidad.
Seguro que los estupendos músicos, (tanto los consolidados, como los que ahora estáis en conservatorios o escuelas de música) ya estarán ensayando alguna sintonía para adaptarla al himno.
En cualquier caso yo estoy deseando escucharos en concierto el próximo verano

15 noviembre 2012

EL HIMNO



Como sabéis, en el local sede de nuestra Peña se van almacenando cada año artilujios  alchiperres y arrumacos, (palabras que aprendí de mi abuelo el tío José de la tía María, lenguaje habitual de esa generación y posteriores -y que de vez en cuando me agrada usar y pronunciar-) utilizados en los desfiles de cada verano  y cada vez que uno da una vuelta por allí examina, contempla y recuerda con agrado. Allí se van acumulado colecciones de fotos, carteles anunciadores con dedicatorias material utilizado, etc. El local es grande y espacioso, a este ritmo  pronto se convertirá en museo.
Esta facilidad no está al alcance de todos, pues solo los que andamos por aquí tenemos la oportunidad visitarla de vez en cuando, mientras que los que estáis lejos lo haréis una vez al año. Bueno: esto también tiene el encanto de que, para disfrutar de algo que gusta, en espaciosas frecuencias sabe mas bueno. O algo así. (hay un dicho por ahí  que viene a significar esto ó algo parecido).
Como las cosas buenas y bien hechas no merecen permanecer ocultas, vale la pena  hacer público el escrito fotografiado  que cuelga en una columna debidamente enmarcado presidiendo el local, cuya composición describe el espíritu de la Peña y que podemos considerar como Nuestro Himno.
Como no está firmado se desconoce al verdadero autor,  ya lo identificaremos, y vamos a ver si entre éste y los estupendos músicos que hay en la Peña se atreven a adaptarle música a estos versos y el próximo verano hacemos la presentación cantando el himno, aunque solo sea para consumo interno.
Cambiando radicalmente de tema, comunicaros que a partir del próximo año, el que suscribe se tomará un periodo de descanso durante una temporada y por tanto cesará la actividad en este blog, salvo que algún coleguilla desee tomar el relevo.
No obstante antes de las próximas navidades aparecerá alguna otra entrada pero ya como cierre de despedida.

17 octubre 2012

LOS GUANTES



Un buen amigo escribía un comentario a una de las entradas publicados en este Rincón, por otro amigo diciendo que, nuestros relatos no debían entrar a discutir asuntos sociales o políticos, porque en esa línea no íbamos a resolver ninguno de los problemas por todos conocidos a los que nos ha llevado los dirigentes. Y con muy buen criterio, creo yo,  aconsejaba que nuestros relatos deberían estar destinados al entretenimiento, sin complicarnos la vida, que bastante entristece escuchando o leyendo los noticieros.
Pues haremos lo posible para que este blog El Lagarto de vez en cuando soporte alguna entrada y mantenga un mínimo de actividad que justifique su existencia, aunque sea con temas divagantes y, en este caso me toca contar  una agradable anécdota personal vivida este verano en la Peña con el primer amigo referido al principio:
Muéstrame tus manos. Que talla tienes.  Mira, pues ni idea. Es que veras: ven. Pruébatelos. Si te quedan bien te los regalo.
Sabido es que los guantes se usan para protección de las manos: en el trabajo, también como complemento de vestuario y sobre todo contra el frío.
En condiciones de frío extremo, por ejemplo conducir una moto los días de invierno son necesarios guantes de mucha protección, con lo que se pierde sensibilidad al tacto. Esta pérdida de sensibilidad es ventajosa en caso de una posible caída puesto que siempre vas con las manos por delante y es lo primero que contacta con el suelo, así es que bendito sea este inconveniente.
En verano sobraría esta prenda, así como toda la ropa que lleva encima el motorista. No obstante hay que proteger el cuerpo del impacto de mosquitos, el roce del aire y rozaduras por posibles caídas.
Los guantes que probé ese día y que se adaptaron como si estuvieran hechos a medida, me han acompañado durante muchos kilómetros y protegido perfectamente porque son ideales para este tiempo intermedio entre el calor y el frío.  Tienen el espesor suficiente como para que no pase el aire, son antideslizantes, y aunque el aire que escapa del parabrisas cuando no adoptas posición aerodinámica empuja mucho hacia atrás, estos guantes se adhieren al manillar y te mantienen sujeto como una ventosa.
Por lo tanto amigo, y aunque siempre lo hago, esta última temporada he llevado con mucho agrado tu recuerdo en mis manos.

22 septiembre 2012

MIS COMPAÑEROS DE OTRA ESPECIE


Añadir leyenda






Pasados los días de bullicio, vuelvo a sentirme envuelto en la tranquilidad que caracteriza a este pueblo y a reconfortarme con animalitos de otras especies que, también ellos se sienten mas animados notando mi presencia.
El tiempo también ha cambiado, se han suavizado las extremas temperaturas del verano, los días son más cortos, y anuncian las primicias del otoño. Hoy mismo está tormentoso, las nubes son frecuentes y advierten de las primeras lluvias. Este cambio continuará progresando y será una constante durante larga temporada en la que dispondré de tiempo para hacerme amigo de otras especies, como ocurrió la pasada primavera:

Un pequeño pajarito, de tamaño inferior al de un gorrión, eligió para construir su nido, el hueco de la carena del motor de uno de los aviones (ya fuera de uso) que decoran el techo de mi garaje
Me resulta curioso que, como lugar escogiera mi casa y como escondite el interior de un aeromodelo. Se me ocurre que la intención del pajarito era satisfacer mi curiosidad y afición hacia todo lo que vuela.
Pues nos hicimos verdaderamente amigos. Mientras él permanecía en el interior del nido empollando los huevos, justo por encima de mi cabeza, yo distraía el tiempo reparando o construyendo algo en el banco de trabajo del garaje. Sólo salía del nido para alimentarse o para defecar. Si a su regreso lo notaba receloso, yo me retiraba para que entrara con tranquilidad. Siempre procuré no interrumpir el proceso de incubación.
Una vez que la cría salió del cascarón, los viajes de la madre (o del pare) –pues no se notaban diferencias aparentes- eran muy constantes trayendo en el pico alimentos para el recién nacido.
En momentos de su ausencia me asomaba al interior para conocer el nuevo vecino y compañero. El nido era una obra perfecta en forma de túnel. Los materiales  empleados pajitas secas para la estructura y musgo verde para el acabado interior que rodeaba todo el agujero y aparentaba un confort equiparable al de una habitación lujosamente enmoquetada suelo paredes y techo.
En el fondo solo se veía un gran pico abierto de color amarillo que, cuando notaba mi presencia retrocedía.
Los padres en sus continuos viajes ya se habían ganado mi confianza y al entrar en el local con insectos en el pico,  se dejaban hacer fotos y se posaban hasta en el banco de trabajo antes de dar el último salto hasta la hélice del avión por donde accedían al nido mediante uno de los agujeros de refrigeración del motor.
Sin duda la cría en ese sitio estaba a salvo de cualquier depredador, pero el día que abandonara tan confortable hogar correría mucho riesgo porque no tendría experiencia de volar en ascendente hasta el aeromodelo y menos de atinar con el pequeño agujero. Por tanto sería una salida sin posibilidad de retorno.
Yo hacia un seguimiento diario de la evolución del pequeño y lo tenía bien controlado. Cada vez era mas atrevido asomándose  a la salida del nido pero sin sobrepasar el umbral. Me preocupaba que pasaría el día que diera el salto hacia fuera.
Una mañana entro rutinariamente al garaje y veo la pareja muy excitada volando a saltitos de pared a pared, a la estantería, a la mesa, al suelo, al tiempo que piaban alborotadamente y, no se si molestaba mi presencia o me solicitaban ayuda.
La sospecha me condujo al morro del aeromodelo y, efectivamente: el pequeño había salido del nido, seguramente detrás de su madre en una de las tomas como un niño imprudente ajeno al peligro, y con su inexperiencia de vuelo solamente tuvo fuerza para no estrellarse contra el suelo.
Lo descubrí agazapado en un rincón bajo una estantería. Quise cogerlo pero se escabulló y se alejó más de mi alcance.
Ante esta situación, que no por esperada resultaba menos preocupante, pensé que mientras no saliera del local, los padres seguirían alimentándolo y protegiendo, en unos días aprendería a volar y lo conducirían a la salida donde gozaría de libertad. Con este convencimiento decidí dejarlos solos y no volver por allí en todo el día para que se tranquilizaran.
Desde el exterior y mientras me dedicaba a otras cosas veía de vez en cuando entrar y salir a los padres por encima del portón, lo que hacía suponer un transcurso de normalidad.
Antes de la hora de comer pasé al interior para ver si el pequeño se había tranquilizado, pero no oí ni ví nada, con lo que deduje que los padres le habrían indicado la salida y ya estarían los tres en el tejado o en los árboles cercanos disfrutando libremente. Solo cuando me di la vuelta para salir vi en el suelo junto al portón por donde solía entrar la madre, a uno de los adultos echando una mirada a su alrededor y creo que también se fijó en mi.
Interpreté este comportamiento como una despedida, en la confianza de que el próximo año volveríamos a encontrarnos esperando un retorno al punto de partida como hacen las cigüeñas o golondrinas que vuelven al mismo sitio, pero también me quedó la duda de que con esta mirada podía estarme acusando de algo.
Ese mismo día después de la hora de siesta, cuando el sol ha superado el cénit del firmamento en su lento caminar hacia el poniente, cuando la fachada de la casa dibuja su sombra en el patio y en el mismo lugar donde el gato pasa el día estirándose, descubro unas plumas de ala y un trozo de patita con sus uñas y que por su color  amarillento pertenecen a un tierno pajarito.
Conozco bien el comportamiento de los gatos porque los he visto cazar. Tienen un oído muy fino y distinguen con claridad el cántico de un pájaro adulto y el piar de una cría. En esta época del año están al acecho de todos los pajarillos que se crían en mi entorno.
No me cabe ninguna duda de que este fue el final de mi compañero animalito que, aunque de otra especie me había encariñado con él, y a pesar del tiempo transcurrido siento mucha pena cada vez que lo recuerdo

.

29 agosto 2012

DEDICADO AL RETORNO

Claro: pues no había otro remedio, tenía que llegar.  Ya  casi todos  estamos incorporados a la actividad habitual que nos ocupará  durante el resto del año. Está claro que todo tiene un final. Pero es que, es imposible que algo termine si antes no hubo un principio.
Este inicio lo disfrutábamos  hace escasamente un mes, preparando y dando los últimos retoques a los proyectos festivos que han resultado extraordinarios en todas las actividades que hemos participado, contribuyendo así al éxito de las fiestas, pues están en boca  de gente de nuestro entorno  al mentar nuestro pueblo, la expresión mas corriente es “pues vaya fiestas que han hecho en ese pueblo”.
Para “consumo interno” recuerdo el buen rollo diariamente en la Peña y la gastronomía que va adquiriendo tradición, como es el pulpo, las migas, chocolate mañanero, jamón y pinchos variados apoyados con bebidas refrescantes, sin olvidad la barbacoa de Vallito Redondo.
Este año, además se ha producido el debut de los valencianos poniendo en la mesa una paella de “toma pan y moja” cuyos sufridos cocineros tuvieron que soportar el fuerte calor de ese día.
Con el alto nivel de cocina, superado cada año, habrá que establecer los correspondientes títulos chef  de cocina para premiarlos en la siguiente ocasión.
Y para “consumo exterior” nada nuevo que decir, visto el brillante desfile de carrozas, donde destacaban los toreros, banderilleros, sus coloridos trajes, las guapas que iban a los toros,  mas guapas que nunca, toda la cuadrilla, y los personajes imitadores que derrochaban más glamour  que los propios imitados, todo ello acompañado por la banda de música titular de la  Peña. (Para la que también habrá que crear un título y premiarla por sus incasables actuaciones durante esos días)
Quizá deberíamos quitar algún punto al presidente de la plaza que viajaba junto al icono de la Fiesta Nacional y, que con espeso mostacho mostró excesiva seriedad, (pues en ninguna foto se le ve una sonrisa) y además no concedió ninguna oreja.
Los pasacalles matutinos mas ruidosos que nunca porque se unió un nuevo instrumento. Además se puede decir que hemos hecho labor social, pues dedicamos in situ  una actuación (en nuestra ruidosa línea) a los visitantes que vinieron a nuestras fiestas y a los que celebraban onomástica  interpretando “el cumpleaños feliz”.  Y digo labor social, porque los homenajeados quedaron muy complacidos con nuestro concierto.
De todo lo vivido estos días queda constancia en la multitud de fotografías que circulan por ahí de cámara en cámara y tarjeta en tarjeta.
Todavía resuenan los ecos del pasado jolgorio pero ya se está pensando en el próximo. No obstante ya se ha planteado alguna propuesta sobre la que también algo se ha debatido. Lo nuestro no tiene principio ni fin. Es continuidad. Con esa intención podemos interpretar el título de este relato “dedicado al retorno”,  referido a organizarnos para las próximas fiestas. Así pues, que vuestro retorno venga acompañado de brillantes ideas.