Tal como lo tenían anunciado el pasado día 25 de septiembre (domingo) se realizó en la Base Aérea de Matacán el día de Puertas Abiertas, para mostrar al personal las instalaciones de la Base, así como ver y tocar de cerca alguno de los aviones que operan en Salamanca.
Lo que se había anunciado era muy atractivo, tanto para curiosos como para aficionados a la aviación. Si tendría poder la convocatoria que acudieron ríos de gente. Gracias que en el interior estaban muy bien organizados y aparcaban los coches con mucha agilidad. Las retenciones se contaban a la entrada donde confluyen los de la autovía y carretera nacional. Las motos son muy ágiles para desenvolverse en este tipo de atascos.
Ya en el interior la masa de espectadores se movía en todas direcciones sin rebasar los límites establecidos (por seguridad es lógico no poder acercase a las pistas de despegue ni a los helicópteros con las aspas en movimiento)
La exposición estática de diferentes aviones y simuladores de vuelo atraían largas colas de gente, sobre todo de niños que seguramente los padres tenían más ilusión que estos en hacerles la foto al niño sentado en la cabina del avión.
La exhibición aérea no fue tan espectacular como en otras ocasiones. Esta “bajada del listón” está sobradamente justificada porque cuando lo pusieron tan alto no era tan popular la palabra crisis. En cualquier caso no tuvo ni una pizca de desperdicio.
Empezamos viendo el salto de una patrulla de paracaidistas a unos dos mil metros. A esa altura no realizaron caída libre y así pudimos apreciar todos sus movimientos.
Ralentizaron el descenso todo el tiempo imaginable. Así parecía que estuvieran dando un paseo por el espacio, y tocaron el suelo con la misma suavidad que si bajaran del primer peldaño de una escalera.
La patrulla de helicópteros aparcados en fila despegó uno tras otro, se elevaron unos 5 ó 10 metros para hacerse ver por encima de las cabezas de la gente que estaba delante, e iniciaron una traslación uniforme para colocarse en el cielo, y en un marco imaginable accesible a la vista del publico desparramado por toda la Base, realizaron una exhibición de movimientos muy bien coordinados y que por momentos parecía iban a tocarse.
Terminado el ejercicio regresaron a sus puntos de origen en formación con la misma disciplina que despegaron.
Por otra parte un helicóptero que se utilizan para misiones de salvamento, hicieron un simulacro de rescate.
Faltaba la estrella de la exhibición. Si bien como decía antes el programa no era tan completo como en otras ocasiones (seguramente debido a la jodia crisis), sí estaba prevista la actuación de la Patrulla Águila y ésta si que iba a justificar la asistencia de tanta gente y el cansancio de pasar una calurosa mañana de pie.
Iniciaron el ejercicio delante del público con una pasada a baja altura, dejando dibujado en el aire una estela de humo con los colores de la bandera española que estremeció al público reaccionando con una sonora ovación.
A partir de ahí ejecutaron toda clase figuras acrobáticas enlazando unas con otras sin perder la sintonía ni la uniformidad de movimientos.
Los rizos perfectamente redondos, vuelos invertidos sin perder ni ganar altura, los toneles horizontales siempre en línea recta como una barrena penetrando en el aire. Todos sus movimientos parecía que se efectuaban sobre raíles. Rompían la formación de cara al público abriéndose e imitando los pétalos de una flor y volvían a reunirse modificando la formación en cada pasada que hacían.
El día estuvo luminoso y con ausencia de aire que facilitó a los pilotos el control de los aviones y benefició a los espectadores que pudieron disfrutar alargando el tiempo de las figuras realizadas ya que éstas permanecían dibujadas en el cielo con la estela de humo que dejaban.
Con esta actuación terminaron en Salamanca las actividades organizadas para conmemorar el Centenario de la Avión Española, que se habían iniciado el 7 de septiembre pasado, con una exposición de material aeronáutico en la sala de exposiciones de Caja España.
Lo que se había anunciado era muy atractivo, tanto para curiosos como para aficionados a la aviación. Si tendría poder la convocatoria que acudieron ríos de gente. Gracias que en el interior estaban muy bien organizados y aparcaban los coches con mucha agilidad. Las retenciones se contaban a la entrada donde confluyen los de la autovía y carretera nacional. Las motos son muy ágiles para desenvolverse en este tipo de atascos.
Ya en el interior la masa de espectadores se movía en todas direcciones sin rebasar los límites establecidos (por seguridad es lógico no poder acercase a las pistas de despegue ni a los helicópteros con las aspas en movimiento)
La exposición estática de diferentes aviones y simuladores de vuelo atraían largas colas de gente, sobre todo de niños que seguramente los padres tenían más ilusión que estos en hacerles la foto al niño sentado en la cabina del avión.
La exhibición aérea no fue tan espectacular como en otras ocasiones. Esta “bajada del listón” está sobradamente justificada porque cuando lo pusieron tan alto no era tan popular la palabra crisis. En cualquier caso no tuvo ni una pizca de desperdicio.
Empezamos viendo el salto de una patrulla de paracaidistas a unos dos mil metros. A esa altura no realizaron caída libre y así pudimos apreciar todos sus movimientos.
Ralentizaron el descenso todo el tiempo imaginable. Así parecía que estuvieran dando un paseo por el espacio, y tocaron el suelo con la misma suavidad que si bajaran del primer peldaño de una escalera.
La patrulla de helicópteros aparcados en fila despegó uno tras otro, se elevaron unos 5 ó 10 metros para hacerse ver por encima de las cabezas de la gente que estaba delante, e iniciaron una traslación uniforme para colocarse en el cielo, y en un marco imaginable accesible a la vista del publico desparramado por toda la Base, realizaron una exhibición de movimientos muy bien coordinados y que por momentos parecía iban a tocarse.
Terminado el ejercicio regresaron a sus puntos de origen en formación con la misma disciplina que despegaron.
Por otra parte un helicóptero que se utilizan para misiones de salvamento, hicieron un simulacro de rescate.
Faltaba la estrella de la exhibición. Si bien como decía antes el programa no era tan completo como en otras ocasiones (seguramente debido a la jodia crisis), sí estaba prevista la actuación de la Patrulla Águila y ésta si que iba a justificar la asistencia de tanta gente y el cansancio de pasar una calurosa mañana de pie.
Iniciaron el ejercicio delante del público con una pasada a baja altura, dejando dibujado en el aire una estela de humo con los colores de la bandera española que estremeció al público reaccionando con una sonora ovación.
A partir de ahí ejecutaron toda clase figuras acrobáticas enlazando unas con otras sin perder la sintonía ni la uniformidad de movimientos.
Los rizos perfectamente redondos, vuelos invertidos sin perder ni ganar altura, los toneles horizontales siempre en línea recta como una barrena penetrando en el aire. Todos sus movimientos parecía que se efectuaban sobre raíles. Rompían la formación de cara al público abriéndose e imitando los pétalos de una flor y volvían a reunirse modificando la formación en cada pasada que hacían.
El día estuvo luminoso y con ausencia de aire que facilitó a los pilotos el control de los aviones y benefició a los espectadores que pudieron disfrutar alargando el tiempo de las figuras realizadas ya que éstas permanecían dibujadas en el cielo con la estela de humo que dejaban.
Con esta actuación terminaron en Salamanca las actividades organizadas para conmemorar el Centenario de la Avión Española, que se habían iniciado el 7 de septiembre pasado, con una exposición de material aeronáutico en la sala de exposiciones de Caja España.
5 comentarios:
Amigo lagarto, tal y como has escrito, la sombra de la crisi planeó también en la exhibición. Ya empieza a cansar la susodicha crisis. Del mismo modo que empieza a cansar que sea uno de los temas de conversación mas habituales y me da la impresión de que trasmite un pesismismo que favorece muy poco. Como es normal desprende un efecto contagioso y la gente es reacia a gastar. Por temor, precaución, porque no sabemos qué pasara mañana. Se ha generado un efecto dominó y nadie está seguro en su puesto de trabajo.
En mi modesta opinión, con tanta globalización y tanta mandanga nadie se atreve a pòner el cascabel al gato. La presión fiscal destripa a los que viven de una nómina, autónomos, pequeñas y medianas empresas.
Considero que es incongruente que sigan existiendo los paraisos fiscales cuando el mundo va con rumbo a la miseria.
Y refiriéndome a tu crónica de la de la exhibición, es difícil describirlo con más naturalidad y precisión. Supongo que disfrutarías y me alegro por tí. Un abrazo. Salva
Aquí cada loco con su tema. Ya se ha comentado más veces en este blog que nuestra Peña reúne gente con muchas aficiones: Tenemos cocineros, camareros, músicos, poetas,.. pero para completar la plantilla, tendríamos que fichar a un escritor de novelas.
Haber si la próxima temporada por estas fechas ya hemos dado la alternativa a Salva y nos ahorramos el fichaje.
(Paco)
De ahí el éxito de esta Peña El Lagarto, que está compuesta por gentes variopintas, con aptitudes e inquietudes tales, que cuando se ponen a pensar y planificar, aciertan de lleno. Gracias a que siempre piensan en positivo y con diversión por medio. Miedo me da que algún día cambiaran y pensaran en negativo. Serían terribles.
Magnífico reportaje y fotos de la fiesta aérea en Matacán. Sentí no poder asistir, como en ocasiones anteriores; pero esta entrada tan bien documentada y explicada, hace que sienta un poco menos no haber podido asistir. Gracias.
-Manolo-
Chico!Lo has descrito tan bien,que yo estoy como si lo hubiera presenciado!
Y además te veo aún la expresión de gozo en la cara.A que sí?
Un beso grande.
Victoria.
Ya van unos cuantos años que me enseñáis fotos, me lo contáis... Espero estar por ahí cerca la próxima exhibición que se celebre.
Un saludo.
Alberto
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