02 julio 2013

Los Pirineos Salmantinos

La provincia de Salamanca en su mayoría, se extiende por terreno llano, con alguna excepción: Por ejemplo el cañón del río Duero a su paso por nuestra zona donde dibuja un notable relieve que debe tenerse muy presente por su belleza y se conoce como Las Arribes del Duero.
El título de esta entrada puede ser exagerado, pero la perspectiva de las cosas dependen de cristal de aumento con que se miren, y sobre todo con la fantasía que cada uno quiera imaginárselas.
Éste se refiere a la zona montañosa de Salamanca, (continuación de la Sierra de Gata) que se extiende al sur y este de la provincia en sus límites con las  de Cáceres y Ávila, y viene sugerido porque el pasado fin de semana 22 y 23 de junio, se celebró (como todos los años) una importante concentración de motos antiguas, cuyo cuartel general se fijó en el pueblo de la Alberca.
Las rutas organizadas discurrieron por pueblecitos serranos y carreteras montañosas que hacían recordar a los participantes, las etapas ciclistas por los Pirineos Franceses rebosantes de vegetación con subidas, bajadas y cruces de ríos por estrechos puentes tal como vemos en la TV ahora que empieza el Tour de Francia.
Viajando desde la capital hacia el sur, se divisa en el horizonte una elevación del terreno de color azulado oscuro confundido con las nubes del cielo, que parece aumentar de volumen a medida que te acercas.
La carretera que lleva a estos sitios traza rectas interminables y la conducción resulta aburrida, hasta acercarse a las primeras arrugas del terreno, donde el camino comienza a serpentear y el viaje en moto empieza a ser una gozada trazando curvas seguidas en todos los sentidos.
Con el fresco de la mañana y antes de que el calor empiece a molestar, hemos cubierto buena parte de la ruta de la que guardo importante recuerdo en la bajada del puerto de Batuecas. Su ladera está cubierta de pinos, eucaliptos y otra vegetación cuyas ramas no dejaban pasar los rayos del sol a la calzada, y que con su olor  parece que hubieran perfumado la ruta por donde íbamos a pasar.
Ya en el valle provincia de Cáceres, y paralela al río Ladrillar y luego Alagón, sigue la carretera con buen firme cruzando los puentes varias veces a uno y otro lado y dibujando casi las mismas curvas que el propio río, con lo que hace el  recorrido mucho más interesante.
Se comienza una nueva subida donde hay otra clase de vegetación que desde la carretera no deja ver el paisaje hasta el punto que sin darnos cuenta estamos atravesando otros pueblecitos serranos que parecen haber emergido de repente.
Mi amigo Tito se colocó una cámara en el casco y obtuvo este pequeño resumen.
No es conveniente extenderse mas en describir como transcurrió la jornada porque el tema es mas de interés motero que “peñalagartero”, si bien en la Peña también hay algún socio mas aficionado a la moto.
Si es conveniente recomendar estas rutas, que pueden ser muy variadas, por las carreteras  de la sierra de Salamanca (Pirineos Salmantinos) ó (Picos de Europa Salmantinos) a cualquiera que le guste los relieves geográficos.
Otra cosita:  Me complace mucho descubrir a través de conversaciones personales, que esta página web donde se aloja este blog tiene muchos seguidores anónimos que picotean por aquí para enterarse y están bien enterados desde hace mucho tiempo, (un abrazo queridos primos), de todo lo que escribe y publica tanto el administrador como los colaboradores. Esta web destaca entre las de nuestro entorno geográfico, así es que felicitaciones una vez más al autor por su dedicación y buena administración.

2 comentarios:

Manuel dijo...

Saludos, Sr. D. Lagarto
-Manolo-

Anónimo dijo...

….POR ALUSIONES,
Hola Paco, después de unos días en que debido a otros menesteres, hemos estado especialmente ocupados; como siempre y formando parte de lo que ya es para nosotros, casi un ritual, abrimos la Página de la Zarza y clickeamos “(valga el vocablo), sobre el “Rincón Bloguero>Enlaces”, y buscamos, incluso, con cierto grado de avidez y curiosidad, en el menú de Blogs de los Colaboradores y Administrador, para localizar las últimas entregas, posteriores a la última visita que realizamos; y por que no decirlo, con un plus añadido nos fijamos en el tuyo, quizás, por lo del parentesco, respondiendo aun sin percibirla a la llamada de los leucocitos, hematíes y toda esa “gente” numerosa que les acompaña y que forman parte de nuestros respectivos fluidos sanguíneos.
Ya identificadas, procedemos a leer con el interés y el respeto que nos merecen los nuevos relatos incorporados, considerando de antemano, desde nuestro humilde punto de vista, por lo que ahora vemos y lo mucho realizado hasta aquí, el mérito de lo que hacéis y la generosidad y la voluntad de servicio con la que lo lleváis a cabo.
Dicho esto, no teniendo por costumbre irrumpir en el devenir del tráfico sereno y sosegado, aunque activo y prolífico de los relatos, informaciones y comentarios que se instalan en la Página, una vez aprovechada la oportunidad acaso única, aunque no se debe ser tajante en nada, de intervenir para precisar y dejar constancia, del reconocimiento que nos merece vuestro esfuerzo; volviendo al punto primero, en la práctica en que nos encontrábamos, descubrimos un par de relatos tuyos. Uno de ellos, respecto al cual nos damos por aludidos y al que nos referimos y comentamos; lo distingues con el nombre: “LOS PIRINEOS SALMANTINOS”, título que nos parece muy acorde con el tema que desarrollas y el material con el que lo complementas. Añadiremos que nos ha parecido un trabajo impecable, Muy en tu línea de lenguaje castellano sobrio y sin rimbombancias”, pegado al terreno, aunque no nos son desconocidas tus debilidades por “los altos vuelos”, honesto, como lo demuestras al señalar la participación de tu amigo Tito en el reportaje; y observamos también, que está muy en consonancia con esa afición tuya, la motera y en sintonía con esa segunda identidad, que te brinda el privilegio de vivir largas temporadas disfrutando de los paisajes irrepetibles que ofrecen los excepcionales lugares Arribeños que frecuentas, en los que sin duda contemplaras amaneceres y atardeceres veraniegos inigualables e inolvidables.
Para terminar, te animamos a seguir en la brecha, aunque el cuerpo a veces, como nos pasa a muchos, no nos pida “fiesta”, te damos las gracias por la alusión y te confirmamos, que aunque no se note, te seguimos y estamos ahí.
Un abrazo,
Tus primos.